Historia

Hornachuelos es el término municipal más extenso de la provincia de Córdoba, después de la capital. El relieve intrincado y el paisaje abrupto que lo caracterizan hacen difícil la localización de restos prehistóricos, particularmente en la zona septentrional. Sin embargo, la gran cantidad de cuevas, en su mayoría pendientes de estudio, nos aportan algunos datos sobre esta época. Gran número de instrumentos de sílex tallados hallados de forma dispersa desde la zona más septentrional (La Muela) a la más meridional (Fuente del Membrillo) nos hablan de la presencia de comunidades de cazadores en la zona del Guadalquivir y del Bembézar durante el Paleolítico.

Sin embargo, la información sobre la Prehistoria queda interrumpida hasta la Edad de los Metales. Restos cerámicos hallados por Juan Bernier en la Dehesa de La Aljabara, las cuevas del Risquillo y de Cárdenas así lo confirman. En 1950, siendo comisario local de excavaciones Martínez Lora, en el cortijo del Bramadero se recuperaron de una fosa excavada en el suelo, con paredes recubiertas de lajas de piedra, un vaso campaniforme (denominado de Fuente Palmera por la cercanía con esta localidad) y un puñal de bronce. A pesar de tratarse de una tumba tipo cista no se encontraron restos humanos en el interior. Años más tarde, en 1954, el mencionado comisario local junto con Martínez Boloix, recuperaron de una cueva artificial existente en la misma finca, un fragmento de cerámica campaniforme y otro utensilio de metal de las mismas características que el anterior. Así mismo, queda constatada en el “Inventario de yacimientos arqueológicos de la Provincia de Córdoba” (Consejería de Cultura, 1987) la presencia de dólmenes del Bronce Medio en la Dehesa de la Muela, Loma de Las Carboneras y La Aldelfilla, donde además aparecieron restos de otra necrópolis. En la Mesa de los Carneriles se documentaron en superficie restos de cerámica hecha a mano y cerámica pintada ibérica que fechan la presencia humana durante el Bronce Final y la Edad Hierro; así como en la Dehesa de La Aljabara donde se recuperaron diversos fragmentos de cerámica ibérica. Igualmente, tanto en el Cerro del Pesebre como en el cortijo El Ochavillo se documentó la existencia de ocupación durante el Bronce Final por la existencia de fondos de cabaña, que aportaron cerámica a mano, pintada, engobe rojo, gris, etc., definiendo un asentamiento rural de pequeño tamaño estratégicamente ubicado en la margen de los ríos Bembézar y Retortillo ubicados sobre promontorios señeros.

Bibliografía:
• A.A.V.V. (1992). Los Pueblos de Córdoba. Hornachuelos, vol. III. pp. 796-797. Córdoba.
• Archivo Central de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. “Inventario de yacimientos arqueológicos de la Provincia de Córdoba” (1987)
• MURILLO REDONDO, J.F. (1988):”Aproximación al poblamiento calcolítico en el Valle del Guadalquivir: Sector Villarrubia-Palma del Río”. ARIADNA, 4. Pp. 5-26
• ORTIZ JUÁREZ, D., BERNIER LUQUE, J, NIETO, M., y LARA ARREBOLA, F. (1986). Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba. Tomo IV, Fuente Obejuna-Hornachuelos. Córdoba.

La vía Corduba-Hispalis de época romana, que unía los principales núcleos urbanos  de  la  margen  derecha  del  Guadalquivir,  articularía  diversos núcleos de población relacionando los yacimientos mineros del norte con las explotaciones agropecuarias del valle. La vía procedente de Posadas discurría próxima al río, por la cañada de Posadas a Peñaflor, franqueando el río Bembézar por un puente situado al sur de la estación de ferrocarril de Hornachuelos. Esta vía de comunicación quedará fosilizada en el camino mencionado por Ibn Hawgal y Al-Idrisi entre Córdoba y Sevilla, que conservará el mismo trazado. Es por ello, que los restos del puente que hoy podemos observar son de origen árabe. El puente estaría dotado de cinco ojos con arcos de herradura, hoy sólo conservada una bóveda y el arranque de otra, encajonadas con buenos sillares de mampostería.

En cuanto al poblamiento, al norte de Hornachuelos los restos de época romana son escasos y bastante tardíos, como queda constatado por la inscripción de IUSTA aparecida en San Calixto y fechada en el 663 d.C. La pobreza agrícola y el accidentado relieve limitarían fuertemente el establecimiento de asentamientos humanos fijos en la zona norte y centro del término en época romana, reduciéndose a la explotación de sus recursos mineros (plomo argentífero y cobre). El mineral sería transportado hasta las poblaciones  cercanas  situadas  en  las  riberas  del  Guadalquivir,  como Detumo (Posadas) y Cárbula (Almodóvar), donde era fundido y comercializado.

Sin embargo, en la zona sur de Hornachuelos sí se dio una fuerte implantación rural desde el cambio de Era hasta el s.IV d.C., como nos confirman la localización de restos de numerosas villae.   Las actividades económicas principales fueron las derivadas del cultivo del olivo y de la producción y comercialización del aceite. Dichas actividades están confirmadas por la aparición de molinos de aceite en el cortijo de El Bramadero y en la huerta de San Sebastián; así mismo, por la presencia de villae  con  obras  hidráulicas  para  almacenar  agua  en  el  molino  de Guadalora, en el cerro de Los Vuelos y en el cortijo de Isla de la Jurada; y otras tantas, con alfares donde se fabricaban las características ánforas globulares hispánicas destinadas al envasado de aceite en Moratalla, Villacisneros y el cortijo El Carrascal. Junto a ellas destaca la presencia de necrópolis y sepulcros romanos como el yacimiento del Cerro de Malverde al NE del Pedrejón, o la necrópolis de Adelfilla en el paraje de Cabezas, que conservaba restos de inhumaciones con lápidas y cráneos.

Entre los alfares localizados, hay que destacar el de   Moratalla, el cual ocupaba una extensión de setenta metros de largo por sesenta de ancho. Por todo el terreno se encontraron esparcidos restos de ánforas, dolia, tejas planas, muros, vasijas de uso doméstico, etc. Al estar enclavada en la orilla del río, es muy posible que se pudiera acceder en barcazas para la carga de ánforas. Como todo gran alfar posee un horno al descubierto, aunque los indicios señalan que existían tres o cuatro. En este alfar se han encontrado multitud de Tituli Pictique concuerdan con otros encontrados en otros lugares, incluso Roma, por ejemplo “Agrícola”. No es de extrañar debido a la gran producción que estos alfares mantenían debido a la ubicación y características agrícolas de la zona. Podemos decir que se trataba de un alfar importante, debido a la integridad del horno. Se calcula que entre unos alfares y otros hay distancias que oscilan entre tres y siete kilómetros, existiendo  cinco  grandes  alfares  entre  Posadas  y  Almodóvar,  los  más importantes los de Estrella, Mingaobez y la Dehesa de Arriba.

Todos estos hallazgos muestran las fuertes inversiones realizadas en época romana y la infraestructura existente, destinadas a obtener los mejores rendimientos posibles de la industria aceitera. Desde los lugares donde la aceituna era prensada, el aceite se llevaba hasta los puntos de embarque existentes en el Guadalquivir, donde se trasvasaba a las ánforas oleícolas y se embarcaba en naves fluviales para ser comercializado en otras partes del Imperio  Romano.  En  relación  con  la  fase  más  tardía  de  estas  villae, debemos  señalar  la  presencia  de  diversas  necrópolis,  de  entre  las  que destaca la excavada en 2007 en “El Ochavillo”, al W. de la pedanía de Céspedes. Se documentaron varias decenas de sepulturas de inhumación con un ajuar constituido por vasos cerámicos, jarras de bronce, broches de cinturón, etc. También de una necrópolis tardorromana procedería un fragmento de sarcófago que se conserva hoy día en la parroquia de Hornachuelos.

Por último, hay que señalar la existencia de una cantera en la Finca Atalaya de Nublos. No puede afirmarse que las huellas de extracción en sus frentes y la existencia de una ingente cantidad de piezas cilíndricas, además de algunos  sillares de dimensiones colosales localizados en la  plaza de  la cantera sean de época romana, puesto que no se han recuperado restos cerámicos que así lo avalen. Sin embargo, destaca la presencia de parte de una estructura, posiblemente hidráulica, de factura claramente romana.

Bibliografía:

  • Expediente       5/2012/D-CB4365       CONSEJERÍA       DE CULTURA Y DEPORTE. Delegación Provincial de Córdoba.
  • Archivo de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura   de   Córdoba.   Borrador   catalogación   puentes   nuevos propuestos para su inclusión en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía, 2009.
  • MICHEL  PONSICH.  Implantation  Rurale  Antique  sur  le Bas-Guadalquivir.    Tome  III,  Collection  de  la  Casa  Velázquez., 1987.
  • G.E. BONSOR. (1989). Expedición arqueológica a lo largo del Guadalquivir. Versión  en  español de Genaro  Chic  y  Aurelio Padilla. Écija (Sevilla), pp. 379-380.
  • MELCHOR,  E.  (1995):  Vías  romanas  de  la  provincia  de Córdoba, Córdoba.
  • RODERO PÉREZ, S. y ASENSI LLÁCER, MºJ. (2008). “Nuevos datos sobre la necrópolis tardoantigua de Ochavillo (Hornachuelos-Córdoba).  Campaña  de  Excavación  2007. ROMULA, 7. Pp. 271-298.

El origen de la actual población de Hornachuelos, en cuyas tierras han aparecido restos visigodos, se remonta a la época musulmana. Su amplio término estuvo poblado de tribus árabes (Qays y Kalb) y beréberes (Hawwara). Ibn Bashkuwal (s. XII) cita a un personaje llamado Sulayman ben Baytar ben Rabi Ben Baytar ben Yazid ben Jalid al-Kilabi, que había nacido en el 336 (23 julio 947-11 de junio 948) en los días de Abd al- Rahman  III  en  la  qarya(aldea)  Damash  del  iqlim  de  Lawra  de  la jurisdicción de Madinat al-Zahra. Este distrito (iqlim) da nombre al río Guadalora, que nace en San Calixto, pasa por las inmediaciones de Hornachuelos y va a morir al Bembézar, muy cerca de la desembocadura del Guadalquivir. Damash podría tratarse de Hornachuelos. El iqlim de Lawra es situado por Al- `Udri (s. XI) en el límite Occidental de la Kūra de Córdoba.

Hornachuelos aparece por primera vez con el topónimo Furnuyûlush en los textos del geógrafo al-Idrisi  (s. XII). Nos describe el  “Camino del Río” a Išbīliya  (Sevilla)  por  la margen  derecha  del  Guadalquivir.  Entre  los distintos puntos del itinerario se mencionan “el puente del río  Malabāl (Bembézar) y el castillo de Moratalla (Murād) donde estaría uno de los manāzil del camino (parador o venta)”. Hoy día se conservan dentro del término municipal restos de un puente califal de cinco ojos con arco de herradura, Puente Quebrá, vestigio del camino mencionado por las fuentes árabes. Desde este puente, dice al-Idrisi, “hay 12 millas a Furnuyûlush, Madinat bien fortificada, rodeada de muchos viñedos y huertos y en la vecindad de la cual hay minas de plata y oro”. Otra vía de comunicación atravesaba el territorio de Hornachuelos, la   Ŷādda (la Gran Ruta) de Córdoba a Badajoz, también descrita por al-Idrisi. Esta ruta transcurría por Moratalla, Hornachuelos, Constantina y Jerez de los Caballeros. Actualmente   se   conserva   un   puente   sobre   el   río   Guadalvacarejo (Cambuco), por donde hoy día  transcurre la Cañada Real Soriana, la cual podría estar fosilizando en algunos de sus tramos el Camino de Córdoba a Badajoz a su paso por Hornachuelos. Igualmente, son vestigios de época islámica el castillo califal (s. X) y las murallas de la antigua Medina, de la que se conservan cuatro torres y algunos tramos de lienzos dispersos. 

En el s. XI, Hornachuelos pasará a formar parte de la Taifa de Sevilla bajo dominio almorávide, para volver a pertenecer al Reino de Córdoba durante las segundas Taifas (s. XII-XIII). Tenemos noticias de un tal Ibn Marwan que se independizó en Hornachuelos y Constantina durante este periodo, creando su propia taifa.

Bajomedieval

 Fernando III reconquistó en 1240 Hornachuelos y Moratalla, que fueron puestas bajo jurisdicción del concejo de Córdoba en 1254 por Alfonso X. Ese mismo año sus iglesias se vincularon al obispado de esta ciudad, creándose en Hornachuelos, debido quizás a su extensión, dos parroquias: Santa  María  y  San  Salvador2,  cuya  delimitación,  al  igual  que  la  de Moratalla, fue realizada por el obispo don Fernando de Mesa en 1272. Mientras que las de Hornachuelos, que aparecen ya unidas en 1380, pertenecían al arcedianato de Pedroche, la de Moratalla se vincularía al de Córdoba. En los años siguientes al repartimiento y repoblación de estas tierras convivieron dos comunidades: la cristiana y la musulmana, desapareciendo esta última a partir de 1264, con motivo de la sublevación de los mudéjares.

Hornachuelos y las villas  vecinas de Posadas y Palma del Río tendrán pleitos  durante  el  siglo  XIV  (1314  y  1369  respectivamente),  al  no respetarse los derechos de cada una de las comunidades de estas poblaciones. En el Siglo XV se llega a un acuerdo entre la orden de Calatrava  y  la  ciudad  de  Córdoba  sobre  términos  de  Fuente  Obejuna, Belmez y Hornachuelos (1464).

La solución del pleito de la familia Portocarrero sobre la villa de Moguer va a conducir, como señala M. Nieto Cumplido, a la señorialización de Hornachuelos en 1444 por privilegio de Juan II a Martín Fernández Portocarrero, señor de Palma del Río, que siete años después renunciará a ello. En 1454 la fortaleza de Hornachuelos está en poder de don Pedro Fernández de  Córdoba,  señor de  Aguilar,  conservando  su  sucesor,  don Alfonso de Aguilar, la tenencia de la misma durante las guerras civiles del reinado de Enrique IV. En esos años se realizan importantes obras en ella, de la que don Alfonso es desposeído en 1478 por los Reyes Católicos, si bien le prometen que se la restituirían si el hijo del conde de Cabra no entregase la de Almodóvar del Río. En 1485 los monarcas dan su tenencia a Tello de Aguilar.

La diversidad de paisaje existente en el amplio término de Hornachuelos, cuya villa tenía 246 vecinos equivalentes a unos 1.100 habitantes en 1530, dio lugar a una economía variada. Junto a la producción agrícola (cereales, vino y aceite) y ganadera, destaca también la caza, al estar ocupadas una gran parte de sus tierras por montes y, por tanto, sin cultivar, y la pesca obtenida en el río Bembézar, donde a mediados del siglo XV se está construyendo un puente.

Son varias las familias cordobesas, de cierta importancia en la ciudad, que tenían propiedades en Hornachuelos y su término (Mexía, Hoces, Henestrosa, Gutiérrez de los Ríos, Venegas, etc.). Los Gutiérrez de los Ríos se encuentran vinculados desde la primera mitad del siglo XV a las heredades que en época moderna constituirán el marquesado de Escalonias. Por su parte, Luis Venegas, que aparece en 1492 como señor de Moratalla, núcleo de población concedido a mediados del siglo XIII a Gondruenda Ruiz, exige el pago de ciertos derechos a los carreteros de Córdoba que atraviesan los términos de esta villa en dirección a Sevilla.

La presencia de ermitas en el término  municipal de  Hornachuelos está documentada desde el siglo XIV, ya que en 1380 se hace referencia a la de Santa María de la Sierra. En 1489 fray Juan de la Puebla (Gutiérrez de Sotomayor, conde de Belalcázar, antes de ingresar en la vida religiosa) funda cerca de Hornachuelos el convento franciscano de Santa María de los Ángeles.  Igualmente,  se  constata  vida  eremítica  a  fines  del  siglo  XV (1495).

Bibliografía:

  • AJBAR MACHMUA, (1867). Crónica anónima del s. XI. Ed. y Trad.   Lafuente Alcantara, E.. Madrid. “Colección Clásicos Tavera”. Fundación Clásicos Tavera. DIGIBIS. (CDROM). Madrid.
  • ALIDRISI (1901). Descripción de España (Obra del s. XIII). Trad. Antonio Blázquez. Madrid
  • ALIDRISI  (1974).  Geografía  de  España.  Trad.  Eduardo Saavedra. Madrid
  • ALIDRISI,  Muhammad  b.  Muhammad  al-Sarif  (1989). «Los caminos de al-Andalus en el siglo XII según Uns al-muhay wa- rawd al-furay  (Solaz  de  corazones  y prados  de  contemplación)». Estudio, edición, traducción y anotaciones por Jassim Abid Mizal. Madrid: Instituto de Filología.
  • ARJONA CASTRO, A. (2003). Córdoba, su provincia y sus pueblos en época musulmana. Córdoba
  • ESCOBAR    CAMACHO,    J.M.    (2010).    Historia    de Hornachuelos en la Baja Edad Media (siglos XIII-XV). Córdoba
  • VIGUERA MOLINS,   M.J.   (1997).   “Historia   política”, en  Historia de España, fundada por R. Menéndez-Pidal, vol. VIII-2: El retroceso territorial de al-Andalus: Almorávides y Almohades. Siglos XI al XIII. Mª. J. Viguera Molins: Coordinación del volumen y redacción de: introd. (XI-XV), Madrid.

 

En la primera mitad del siglo XVII, Hornachuelos pasó a ser una villa de señorío. Por escritura de 7 de agosto de 1637, consta que el rey Felipe IV concedió a don Lope de Hoces, miembro de los consejos de Guerra y Hacienda  y  almirante  de  la  Armada,  en  pago  por  los  más  de  40.000 ducados que le debía, la jurisdicción y señorío de la villa de Hornachuelos y  alcaldía  de  su  castillo,  debiendo  don  Lope  servir  al  rey  con  3.000 ducados, como complemento al precio de esta donación. En 1640 se erigía en condado en favor de don Alonso Antonio de Hoces, primer conde y segundo señor de la villa, en beneficio de los servicios prestados al rey por su padre, que murió abrasado en el galeón Santa Teresa en 1639, luchando contra los holandeses en el puerto de Dumas.

Hacia mediados del siglo XVIII la villa se componía de unos 837 vecinos, además de dos comunidades de religiosos. De estos vecinos son muy pocos los que podían subsistir por sí mismos, y aún menos los que podían mantener a otros, viéndose muchos de ellos obligados a mendigar. La economía se basaba fundamentalmente en la agricultura. Los productos endógenos eran: trigo, cebada, garbanzos, escaña, arvejones prietos, jeros, aceite, vino, miel, cera, habas, seda y zumaque. A excepción de la miel, la cera, la seda y el zumaque de los que había excedentes, que se vendía a las ciudades de Córdoba, Sevilla y Écija, el resto de los productos eran insuficientes y tenían que comprarlos la mayoría de los años en otros pueblos. La ganadería existente era de subsistencia. En los años de malas cosechas,  que se  sucedían  con bastante frecuencia  a  lo  largo  del siglo XVIII, los vecinos de la villa se encontraban sin el principal sustento, el pan. Para paliar los desastrosos efectos del hambre existía el pósito, de donde sacaban el trigo que se entregaba a los panaderos para el abasto del común; a él acudían también los labradores de escasa fortuna a pedir trigo prestado para la sementera, obligándose a devolverlo el día de Santiago, dando un celemín por cada fanega de trigo prestado.

En lo referente a la sanidad, la villa careció de servicios médicos durante largos periodos de tiempo, lo que causaba graves perjuicios al vecindario que no contaba con medios para trasladarse a la villa vecina en casos de necesidad sanitaria. Es a mediados del siglo XVIII cuando se estableció un médico en Hornachuelos. La villa tampoco tuvo una escuela hasta el año 1737, en que fue creada por decreto del señor conde, a petición del consejo. Las obras públicas eran muy importantes, pues sin ellas la villa se hubiera quedado aislada. Había que reparar los caminos que salían para Sevilla, Córdoba y Extremadura, que además estaban intransitables, allanar el vado del castillo en el río Bembézar, muy cercano a la villa y necesario para el comercio; componer el puente de Moratalla sobre el río Bembézar, que estaba derrumbado e impedía la comunicación con Sevilla y hacer una barca para navegar por el Guadalquivir, que permitiera el comercio desde el pueblo a las tierras de su término situadas en la otra orilla. De una amplia extensión de campiña y montes no se beneficiaban los vecinos de la villa por falta de comunicación entre ambas orillas del río. Uno de los continuos problemas que tenía Hornachuelos era la conducción de agua, para el consumo de los vecinos, desde su nacimiento a la fuente principal, que llamaban de la Plaza.  Había que llevar a cabo continuas limpiezas de la misma, ya que el paso de animales provocaba que se convirtiera en un foco de infección.

Tradicionalmente se celebraban en la villa varias fiestas religiosas: la Purificación de Nuestra Señora, el Domingo de Ramos, el Corpus Christi y la del santo patrón San Abundio. Ésta última es la que se celebraba con más solemnidad; se hacían repiques de misa mayor, procesión, fuegos artificiales, agasajos e incluso, alguna vez, se celebraron corridas de toros.

A San Abundio y al Cristo que se veneraba en la ermita de Nuestra Señora de la Peña se hacían rogativas cuando había sequía o se producía alguna catástrofe natural, como la ocurrida en el año 1755, en que una plaga de langosta ocasionó incalculables pérdidas en las cosechas. En el término de la villa había dos conventos: el de San Basilio, que llamaban del Tardón, con una comunidad de más de cien religiosos, situado a unas tres leguas de distancia,  y el  convento  de  San  Francisco  de  Asís,  que  llaman  de  los Ángeles, situado a media legua de la villa, y compuesto por treinta religiosos. Dependiente de este último estaba la hospedería u hospital de la Caridad para pobres transeúntes, que servía también como almacén de granos y objetos.

Bibliografía:

  • A.A.V.V.  (1992).  Los  Pueblos  de  Córdoba.  Hornachuelos, Vol. III. pp. 799-800. Córdoba.

En el proceso de transición del Antiguo al Nuevo Régimen, sin duda alguna uno de los aspectos más destacables, por lo que se refiere a la desamortización eclesiástica, fue la venta del convento de Santa María de los Ángeles, en torno al cual se habían generado leyendas y tradiciones de gran arraigo popular y que fueron analizadas antropológicamente por Alejandro Guichot.

Al mismo tiempo, su término se consolida como una zona de predominio de la gran propiedad. A comienzos del siglo XIX aún se produjeron repoblaciones dentro de su término, continuación de las ilustradas de la centuria anterior, aunque ahora se trata de una repoblación señorial, que dio lugar a la creación de la aldea de San Calixto.

Proclamada la II República, se procedió a una segunda vuelta de las municipales, y así, se pasó de un ayuntamiento con doce concejales monárquicos a otro con igual número de republicanos-socialistas. En 1936, el Frente Popular consiguió una amplia mayoría, resultando elegido el dirigente socialista Antonio Bujalance López de la UGT. Al iniciarse la Guerra Civil se proclamó el Comunismo Libertario por iniciativa de la CNT local, provocando la huida de los grandes propietarios del término. Tras una fuerte resistencia, el pueblo fue ocupado por los Nacionales el 7 de septiembre.

Una vez instaurada la democracia en España; en Hornachuelos los partidos políticos que cuentan con representación son: P.S.O.E, IU, PP. En 1991 entra a formar parte de la corporación otro nuevo grupo, el Grupo Independiente de Hornachuelos (G.I.H.).

Pueblan el término en la actualidad un total de 4.700 habitantes. Pertenece al partido judicial de Posadas.

Bibliografía:

  • A.A.V.V.  (1992).  Los  Pueblos  de  Córdoba.  Hornachuelos, Vol. III. pp. 800-801. Córdoba

 

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