FICHA TÉCNICA
Trayecto:
Circular
Longitud:
700m
Dificultad:
Baja
Tiempo estimado:
30 minutos
Observaciones:
Está especialmente apadaptado para poder ser recorrido por personasa de avanzadad edad y discapacitados físicos con ayuda. Existe información en braile.
Sendero que, en un tramo, es accesible a personas con movilidad reducida o visual, con ayuda. Permite observar las diferencias entre el bosque mediterráneo y la vegetación de ribera, paseando por la orilla de arroyos, una dehesa, un alcornocal y contemplar una encina centenaria, la Encina de los Arrieros, que era lugar de reunión para los arrieros cuando trabajaban en fincas cercanas.
Desde el centro de visitantes Huerta del Rey parte este corto sendero, con un recorrido que no guarda dificultad alguna. Su nombre anima a estar atentos durante el trayecto a los más que probables encuentros que podamos tener con las muchas aves, anfibios y otros animales que viven junto a las riberas, y más cuando se encuentran rodeadas de dehesas y bosques, como es el caso.
El recorrido se inicia en el Centro de Visitantes «Huerta del Rey» y continúa hacia el Norte, junto al arroyo de la Rabilarga, del que toma su nombre, por su margen derecha.
El sendero, sigue en todo momento el cauce del arroyo, que mantiene el agua, aunque con caudal muy variable, durante todo el año, lo que permite que se desarrollen especies como el olmo, el majuelo, la hiedra, zarzas, adelfas y al álamo negro entre otros, de forma exuberante.
A unos 100 metros del inicio, se llega a la alberca de la «Huerta del Rey», utilizada en otra época para regar la antigua huerta. Al llegar a una bifurcación, un poco mas adelante, se toma el camino de la derecha, que sigue junto al arroyo.
Unos metros mas adelante, a la izquierda del camino, existe una cantera abandonada en la que afloran esquistos (pizarras), que alternan con calizas. La acción de la meteorización ha formado un canchal. Durante este agradable paseo es interesante observar las diferencias que hay entre la vegetación, de un lado bosque mediterráneo y otro vegetación riparia (de ribera). La primera, con encinas y alcornoques, entre los que crecen jaras, lentiscos, madroños, como matorral de acompañamiento. La vegetación riparia esta formada, sobre todo, por olmos y álamos y el resto descrito al principio, con vida silvestre, que trepa hasta la cima de los árboles, produciendo, en otoño, un contraste de colores con toda la gama; desde el verde o anaranjado, hasta el rojo aterciopelado. Se continúa para girar hacia la izquierda, por debajo del carril, para cruzar un puentecillo de madera, y se vuelve por un recorrido paralelo al anterior, por la margen izquierda del arroyo, hasta un pequeño manantial, junto a una hermosa encina centenaria, la «Encina de los Arrieros» denominada así, porque era punto de encuentro y partida de los arrieros que realizaban trabajo en las fincas cercanas, para ir juntos al pueblo. Se sigue después, hasta un viejo quejigo, y a unos pasos, hacia el arroyo, se puede ver un pequeño salto de agua. Guardando silencio puede oírse, junto al continuo murmullo del agua, el canto de los pájaros: carriceros, ruiseñores, papamoscas. Ya de vuelta al centro, se atraviesa una pequeña dehesa de encinas y alcornoques, con algunos palmitos dispersos. El itinerario acabará en el restaurante, en cuya parte delantera hay instalados seis módulos con aves irrecuperables, recogidas y curadas, en el Centro de Recuperación de Especies amenazadas de Los Villares.