La provincia de Córdoba cuenta con un gran número de pueblos llenos de encanto, con gran riqueza patrimonial, paisajística, cultural y gastronómica. ABC propone escapadas a municipios en muchas ocasiones desconocidos no sólo por los visitantes, sino también por los propios cordobeses. A los pies de Sierra Morena se extiende el municipio de Hornachuelos, que tiene en su Parque Natural un atractivo paisajístico y turístico de primer nivel pero que además exhibe músculo patrimonial con sus iglesias y monasterios.
Cómo llegar
En coche: Hornachuelos se encuentra a unos 50 kilómetros de distancia de la capital de Córdoba, con la que se conecta por la A-431, conocida como carretera de Palma del Río. Puedes consultar el trayecto aquí.
En autobús: La empresa Autocares San Sebastián comuncia la estación de autobuses cordobesa con la localidad. Entre semana ofrece cinco trayectos diarios. Los sábados, solo dos, mientras que los domingos no cuenta con servicio. El precio del billete es de 4,43 el sencillo y 8,44 ida y vuelta. Puedes consultar los horarios aquí.
Alojamientos
La oferta de alojamientos de Hornachuelos es amplia. Sus casas rurales son muy demandas porque permiten el contacto con la naturaleza, pero en su carta también hay hostales, pensiones y alojamientos turísticos.
Hostal El Álamo: Ubicado en la carretera San Calixto, 2, este estableciemiento cuenta con habitaciones amplias equipadas con televisión y wifi. Los huéspedes pueden utilizar su piscina o su barbacoa de forma gratuita. También cuenta con un solarium amplio con tumbonas y la gastronomía típica de la zona puede degustarse en su restaurante.
Hostal Cañada Verde: Se encuentra dentro del Parque Natural Sierra de Hornachuelos. Cuenta con restaurante y centro de formación y eventos, además de una oferta de actividades educativas, culturales y de aventura relacionadas con la naturaleza y la fauna autóctona.
Apartamentos El Álamo: El Álamo cuenta además con tres apartamentos con capacidad para 18 personas, que ofrecen una opción para una escapada más íntima.
La página web de la Oficina de Turismo de Hornachuelos recoge una amplia selección de su oferta de casas rurales.
Dónde comer
La especialidad gastronómica de Hornachuelos, como no podía ser de otra manera, es la carne de monte. En concreto, procede de ciervos (venado) o jabalíes que habitan la Sierra y se sirven en salsa o guisados, además de embutidos. Los platos típicos con carne de monte pueden degustarse en los bares y restaurantes de la localidad, como el del Hotel El Álamo, Casa Alejandro(avenida del Guadalquivir, 4), el bar Los Ángeles (avenida del Guadalquivir, 39) o el bar Plaza Bembézar, en la pedanía vecina.
Durante el mes de octubre, Hornachuelos celebra su Ruta de la Tapa, en la que participa una decena de bares que se esfuerzan por transmitir la riqueza, variedad gastronómica y cultural del municipio.
Qué ver
De Hornachuelos destacan su naturaleza y el blanco de cal de sus calles estrechas de pasado árabe. El pueblo se ubica sobre una loma que mira a la derivación del embalse de Bembézar, y en su paisaje urbano destacan el Castillo, con su plaza de armas y el recinto amurallado datados de los siglos VIII o IX, y la Iglesia de Santa María de las Flores, declarado Monumento Histórico Artístico y que acoge, entre otras imágenes, la talla de la Virgen de las Angustias, la imagen de María Reina de los Ángeles.
Su patrimonio religioso lo completan, en los poblados de colonización que rodean a Hornachuelos, la Iglesia de Bembézar del Caudillo, la sorprendente Iglesia de Mesas de Guadalora, la Iglesia de Céspedes y la Iglesia de La Puebla de Parrilla. También destacan la Iglesia de Nuestra Señora de la Sierra, heredera del monasterio del Tardón, y el antiguo convento de Santa María de los Ángeles.
Llamarán la atención del visitante la antigua Posada del siglo XVII, que quedó inmortalizada en «Don Álvaro o la Fuerza del Sino», y otras casas particulares de la época como la de Los Caballeros o la calle de la Palma. También sorprenderán al turista los palacios y jardines de Moratalla, al sur del pueblo, inspirado en el patrón Versalles, con senderos y pistas de agua, fuentes, estatuas y miradores. En el camino árabe de Córdoba a Sevilla se encuentran los restos de un puente de cinco ojos con arco de herradura.
No puede el visitante abandonar Hornachuelos sin contemplar sus «casas colgantes», erigidas sobre las cuevas que existen en su entrada sureste, que da acceso al casco antiguo del pueblo, sobre el barranco Caño de Hierro. Sus miradores (Puerta de la Villa, el paseo Blas Infante, el del barrio de la Corraliza, el de la Plaza del Mirador y el de la calle de la Palma) son también de visita obligada.
Capítulo aparte merece su patrimonio natural. El Parque Natural Sierra de Hornachuelos pertenece al macizo de Sierra Morena y sus montañas de relieves suaves son un regalo para el senderista. Entre su rica fauna destaca el lince, especie en peligro de extinción. Surcado por el río Bembézar y, en el extremo oriental, por el Guadiato, la encina es su elemento vegetal más abundante. La mayor parte de la superficie del espacio se encuentra acotada para el recurso cinegético, siendo la caza del ciervo y del jabalí el principal aprovechamiento de la comarca. La página web de Turismo de Hornachuelos recoge las principales rutas para conocer el ingente patrimonio natural de la zona.
Además, la localidad estrenará muy pronto su flamante parque multiaventura, que abrirá bajo el nombre de «Río secreto. Aventura en el Bembézar» y destaca por contar con la tirolina más grande de Andalucía, con una longitud de más de 400 metros y que desde una altura de 22 metros atraviesa el Bembézar de orilla a orilla. También tendrá rocódromos, pequeñas tirolinas o puentes colgantes, así como actividades acuáticas como piragüismo y paddle surf.
Un recuerdo del viaje
Una muestra de la artesanía típica de un lugar suele ser el mejor recuerdo de un viaje. En Hornachuelos, destacan las labores textiles de las Carmelitas Descalzas, que realizan, con materias primas de la zona, lámparas, bandejas, colchas o mantelería, así como trabajos con cuerdas y patas de venado y corcho.
Los «souvenires» vinculados a la gastronomía son una opción para que el viaje deje un buen sabor de boca incluso cuando el turista regrese a casa gracias a las carnes o embutidos de ciervo y jabalí, su repostería artesana, sus mieles, vinos, quesos y mermeladas.