La fortaleza de Hornachuelos consta de dos unidades: el recinto amurallado y el castillo. La evolución histórica de la fortaleza comienza en el periodo califal (s. X). Posteriormente, en la Baja Edad Media sufriría varias reformas, alteraciones y adaptaciones a nuevos usos, hasta su total abandono y deterioro a partir de la época Moderna. Una vez perdido el carácter defensivo tras la Conquista de Granada, la utilización de sus materiales para la construcción de parte del caserío y la falta de reparación de los lienzos deteriorados han hecho que hoy día tan solo se conserve parte del recinto amurallado y del Castillo.
De las murallas que protegieron la Madinat de Hornachuelos solo se conservan cuatro torres y algunos tramos de lienzos dispersos. En una vivienda de la Plazuela del Horno se localizan los restos de una de estas torres, de planta circular y realizada en mampostería trabada con cal. Seguramente esta torre estaría defendiendo una de las entradas al recinto amurallado por la Puerta de la Villa. Al suroeste del recinto amurallado se encuentra la segunda torre de planta cuadrangular. La tercera torre conservada está al sur de la Calle Mirador, de planta semicircular y cimentada en la roca natural. La cuarta se ubica al pie del Colegio Victoria Diez, también de planta semicircular. Otro de los accesos al interior del recinto amurallado podría estar en el denominado Postigo del Ahechadero, desde aquí hasta la Plaza del Mirador y desde este hacía la Puerta de la Villa por la Calle de la Palma iría el trazado de la muralla. El Postigo del Ahechadero.
En el sector meridional los tramos de muralla conservados son más numerosos, desde el mencionado postigo, al norte y sur de la torre semicircular, se observa un muro cimentado en la roca natural, con zócalo de mampostería y alzado de tapial. El siguiente tramo visible une la torre cuadrada con el lienzo conservado al pie del Colegio, aunque la construcción de la carretera de acceso al interior del pueblo lo ha destruido parcialmente. Sin embargo, el tramo mejor conservado está al pie del Colegio que cierra el recinto amurallado por el sur hacia la tercera torre semicircular. Por las curvas de nivel, ya que no queda ningún resto de lienzo, la muralla continuaría por el Colegio hasta el Postigo de los Ángeles (por el topónimo podría ser la tercera puerta de la muralla), continuaría el trazado a través de las traseras de las viviendas de la calle Béjar, Antonio Machado, Paseo Blas Infante y Manuel de Falla hasta alcanzar con la fortaleza en la calle La Quinta.
A principios de este siglo se realizó una excavación arqueológica centrada en el recinto del castillo que documentó una primera fase islámica califal y una fase tardo-islámica del siglo XII en el sector S.E., donde se ubican la torre del homenaje y acceso principal.
El extremo Noroeste del recinto lo cierra el castillo. Conserva prácticamente completa su mitad oriental. Se trata de un edificio con planta cuadrangular, flanqueado por torres macizas cuadradas en las esquinas y provisto de torres en el centro de cada lienzo. Construido en mampostería regularizada, reforzada con sillarejos en las esquinas de las torres, y trabadas con mortero de cal. La única torre que se conserva íntegramente es la del Homenaje, con dos pequeñas cámaras superpuestas cubiertas por cúpulas, hoy muy dañadas. Se accedería desde el nivel del adarve y desde la Plaza de Armas a través de un vano abierto en altura. El resto de muros se encuentran ocultos por las casas adosadas. El ancho de estos es de 2,60 m, apreciándose en el adarve, aspilleras y restos de merlones prismáticos. Destaca el aljibe construido en el centro del patio de armas. Los alzados que hoy podemos observar corresponden a su última fase constructiva durante el periodo Bajomedieval (s. XIV), aunque hacia la segunda mitad del s. XV se introducen una serie de elementos defensivos novedosos como son el antemuro y los merlones con troneras de cruz y orbe.
Así describió el castillo y recinto amurallado, hace más de un siglo (1840) D. Luís Mª Ramírez de las Casas-Deza: “En el lado N.O. y lugar llamado los Caños se ven las ruinas del castillo, del que quedan algunos lienzos y torres desmochadas y desmoronadas cubiertas de matorrales, que produce en aquel sitio una vegetación tan montaraz como vigorosa. Arrimadas al castillo hay algunas casas de teja que han buscado apoyo en los muros y torres de la desmantelada fortaleza, y algunas chozas, lo que recuerda el estado de aquellas, en otra edad, famosas ciudades, que el tiempo ha reducido a oscuras aldeas, donde al lado de las ruinas de magníficos edificios se levantan las humildes moradas de sus modernos habitantes”. “Por el borde del cerro en que está asentada la población se descubren restos de los muros y algunos cubos a trechos en medio de las pitas e higueras silvestres y otras plantas bravías que nacen por todas partes”.
Bibliografía:
- NAVARRO MARTÍNEZ, EMILIO J. (2015). Castillos y Fortalezas del Valle Medio del Guadalquivir. Guía de Patrimonio Fortificado. Madrid
- PAVÓN FERNÁNDEZ, Mª PIEDAD (2016). “Arquitectura defensiva almohade en la provincia de Córdoba. Los ejemplos de Hornachuelos y Palma del Río”. Revista Anahgramas. Número II, pp.188-277.
- LEÓN MUÑOZ, A. (2002). Documentación técnica para el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural del Castillo y recinto amurallado de Hornachuelos, Córdoba, (informe administrativo inédito).
- ASENSI LLÁCER. M.J. (2007). Informe técnico preliminar de resultados de la actuación arqueológica con carácter puntual realizada en el ámbito del recinto amurallado del castillo de Hornachuelos, Córdoba, (informe administrativo inédito).
- ESCOBAR CAMACHO, J.M. (2010). Historia de Hornachuelos en la Baja Edad Media (siglos XIII-XV). Editorial Séneca. Córdoba.