Este horno alfarero muestra un gran valor etnográfico y cultural. Su ubicación original es en la calle Granada, en la conocida como Huerta de Zamora. Debido al estado de deterioro en el que se encontraba fue trasladado y restaurado para su conservación. Hoy día podemos visitarlo, ya reconstruido, en el Sendero local de Las Erillas. El Horno formaba parte de un tejar existente entre los años 40 y 60. Los tejares sirvieron de sostén económico para muchos pueblos de la provincia de Córdoba que tras la guerra Civil a duras penas salieron adelante con una agricultura de subsistencia.
La tradición oral nos refiere que la cuadrilla de trabajadores del tejar la componían el maestro alfarero, cinco ayudantes y cerca de diez niños entre 9 y 15 años. Era un trabajo duro, de sol a sol, un trabajo de “hombres” que llevaban a cabo, al mismo nivel, tanto adultos como niños. Se trabajaba descalzo y por no más de 10 pesetas a la semana. Cualquiera de las piezas de cerámica cocida se vendía por mucho más de lo que cobraban los trabajadores del tejar, especialmente los niños.
El barro utilizado para la fabricación de piezas cerámicas se obtenía en la Almarja. Las arcillas típicas en la zona de Hornachuelos son muy blancas debido a su alto contenido en cal.